Hoy tocaban elecciones, y hemos ido a
votar como siempre en familia. Igual que a muchas os pasará, a nosotros
nos toca ir al colegio donde nuestros niños asisten a diario. Pero la cosa
es que en mi casa hay quienes llevaban soñando con este día un
montón de meses, aunque no somos de ningún partido. Vamos, una auténtica "fiesta de la democracia".
La última vez que votamos, en las
municipales, al padre se le ocurrió echar una pelota para que
jugasen en el patio. Los niños alucinaron, el mismo patio de recreo
de todos los días, para ellos solito. Y ya preguntaban cuándo
tocaba otra vez “lo de las elecciones”. Hoy estaban desde bien temprano pidiendo irnos ya, con su balón de baloncesto preparado y hemos estado allí casi una hora, jugando
además con otros compis del colegio que acompañaban a sus padres. Y
ese disfrute es mayor porque en nuestro colegio -y hay muchos así-
no les dejan jugar con balones en los recreos.
Esto me da que pensar. Porque muchos
domingos cuando paso por la puerta del colegio veo a chavales de
15-20 años que saltan la valla del colegio sólo para echar un rato.
Se ve gente sanota, simplemente están jugando al fútbol o al
baloncesto, a veces en horario insoportable (4 o 5 de la tarde), y
supongo que la gente encargada hace “la vista gorda”. Pero me
parece increíble que su único recurso para hacer deporte por libre
sea ese, si no pertenecen a clubes federados o no pueden permitirse
inscribirse en algún centro deportivo. Desde luego tienen mérito.
Creo que no estaría mal buscar la
manera de que muchos colegios -lógicamente, hablo de la parte del
patio deportivo- pudiesen abrir sábados y domingos, para alumnos,
ex-alumnos, padres, o gente del barrio. No hay que construir nuevas
instalaciones, y sólo requerirían tener a alguien pendiente de la
entrada.
Los bares, las discotecas y otras cosas
que todos sabemos están mucho más al alcance de su mano y de su
bolsillo.
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