Esta mañana escuché que preguntaban
en la radio cuántas horas echarán los autónomos esta semana. Y las
respuestas aún sorprendían a los locutores. Si me hubieran
preguntado, que estoy abriendo todos los días, excepto el domingo, y
porque me da vergüenza que me vea la gente hasta el último día.
Y es que me he enterado que en los
discos duros de los ordenadores queda registro de todas las horas que
lleven encendidos. Afortunadamente yo no trabajo con ordenadores como
herramienta principal, porque si no, me tiraría de los pelos cuando
viera las miles de horas ahí escritas. He estado hablando de ello
hoy con mis vecinos de la calle y reflexiono en voz alta: Me encanta
mi trabajo, me aporta cosas muy buenas, sobre todo el cariño directo
de la gente pero ¿merece la pena trabajar tantísimas horas? ¿vivir
para trabajar o trabajar para vivir? ¿De verdad no hay un término
medio? ¿No puedo trabajar de otra manera?
Sacando el lado positivo que siempre
hay, en tantos días de fiesta sin cole ni deportes, mis chicos están
aprovechando para estar más rato conmigo, aunque sea en la tienda
(una de las ventajas de los autónomos es que podemos hacerlo sin
temor a regañinas del jefe), y también para estar las tardes
enteras con los abuelos, cosa que a ambos les gusta y no siempre
puede ser con el ritmo habitual.
Bueno, si al final me gusta ser
autónoma y todo.
Que disfrutéis del puente, o de los
días sin cole, o del finde. Y si venís al centro, que está a tope con la nueva iluminación navideña,
acordáos de pasar a saludarme.
"¡Qué mansa pena me da!
El puente siempre se queda y el agua siempre se va (...)".
Manuel Benítez