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Alicia Trías

Cada una tiene sus fantasmas, sus monstruos que le producen pesadillas y no le dejan dormir. El mío es una señora llamada Alicia Trías. Uf, me da escalofrío sólo verlo escrito.
Cuando menos lo espero recibo una carta suya en el buzón, y me echo a temblar.

Bueno, en realidad el nombre de esta señora viene por una de las primeras veces que recibí una carta suya. La notificación dejada en el buzón fue rellenada por el cartero del barrio, abreviándolo de una manera un poco extraña, que se asemejaba a ese nombre, si lo leías un poco rápido. Pero claro, Alicia Trías se llama en la vida real “Agencia Tributaria”. Ahora me río si no fuera porque me enciendo cada vez.

El hecho es que mi trabajo, además del trato con las clientas y el cuadre diario de la caja, también comprende a los proveedores, los pagos, los bancos, los escaparates, la seguridad social..., y un largo etcétera. Intento estar siempre al día de todos los asuntos fiscales y de la seguridad social, es casi como otro trabajo más, pero no hay campaña en que no se acuerden de mí. Y la sensación de ¿para quién estoy trabajando yo? a veces me pone de los nervios. Y es que de primavera hasta septiembre llevo tres carticas ya, alguna con su tinte surrealista. En fin, supongo (?) que es lo que toca ahora, pero cuando ya no quede más limón por exprimir no sé qué será de nosotros.

Otro día hablaré de ejemplos concretos que sufrimos -sí, del verbo sufrir- los autónomos y pequeños empresarios por parte de la administración. Pero por hoy ha sido suficiente para desahogarme.

Hasta nunca, Sra. Trías


Pagad, pagad el rescate, por favor...


Aquí tenéis algunas piezas del muestrario de Alves, una casa con la que trabajo desde hace muchos años. 




Clases extraescolares ...y padres agotados

Después de un agosto estupendo y relajado en familia... ¡cómo llega septiembre! repletito de cosas, compras de libros, uniformes, adaptaciones de coles y guardes, adaptarnos nosotros a los profes de los niños... porque siempre que se inicia el curso para mí es un sin vivir, aunque luego quedo super contenta con todos, pero hasta que me adapto yo también tardo un poco (me pasa como a niño pequeño).

Colección de Foque

Y una de las cosas más importante es organizarse con el lío de las clases extraescolares. Yo hago filigranas, y en los coles donde van mis niños más, porque a veces no pueden ubicar en los grupos hasta que los padres no sabemos los otros horarios. A mi niño grande le gusta todo, y quiere ir apuntarse a un montón de cosas, y veo lo positivo que resulta también para contarrestar las lagunas que inevitablemente algunos maestros del cole dejan. Pero a veces me pregunto si no es agotador para un niño de 6, u 8 años. 

Le decimos que a dónde va con tantas historias, pero como compruebo que es capaz de llevarlas adelante, casi me tengo que callar. Estoy de acuerdo en que los niños cuanto más pronto empiecen aprender mejor, y en que su capacidad para retener quizá luego la vayan perdiendo con el tiempo. Y luego también veo que son capaces de hacer nuevos amigos en cada sitio al que van, lo que supongo les viene muy requetebién.














Pero no podemos olvidar que las actividades extraescolares implican directamente a los padres. Los que no trabajan por la tarde se pasan desde la sobremesa llevando niños de un sitio a otro y les falta tiempo para otras cosas. Y los que trabajamos también por la tarde, nos cuesta salir a mitad del trabajo para recogerlos, llevarlos, darles en medio la merienda...y apretando los minutos con calzador. Por ejemplo, para que a mí no se me olvide la hora a la que sale de algunas actividades (o para que no se me pase si justo en el instante de salir estoy atendiendo a una clienta), me pongo la alarma del móvil. Y así con todo. El caso es que a menudo me agotan, porque entre el cole de mañana, sal corriendo a recogerlos (que te los dejan casi en la acera del cole si te descuidas), comidas (1º hacerlas, y 2º dárselas), vuelta al trabajo, y clases extraescolares, algunas veces llevamos la semana que parece que estamos corriendo la maratón y cuando llega el sábado no me lo creo.


Yo ya he comprobado que estas clases, bien sean de refuerzo o de diversión (aunque todas valen para todo, como solemos decir) son muy beneficiosas y les ayudan en su crecimiento. Pero ¿y nosotras? Nuestras madres no hacían nada de esto y mira... ¿O acaso les llevamos a más clases porque no tenemos tiempo para estar con ellos y al menos lo aprovechan? ¿O es que son simplemente una moda y por eso vamos todos como borregos? En fin, en mi caso les veo siempre felices como perdices con sus clases, que es lo que me tranquiliza. Cuando les vea que no pueden con algo aflojaremos, creo que es de puro sentido común.



Inicios de curso

Como ya veo en otros blogs todas estamos liadas en la misma historia: la adaptación de nuestros niños al cole de los mayores o a la guardería, y compruebo que sentimos lo mismo; una mezcla de orgullo y tristeza. Orgullo porque ya va al cole, y lo ves tan mayor que dices qué bien que la vida siga su curso. Y tristeza porque se hace grande, se va el bebé y ya se termina esa etapa (para algunas como yo, aunque sea el segundo, no está la cosa como para agrandar la familia). 

Pero a lo que iba, ya os digo es la segunda adaptación escolar que paso, aunque en nuestro cole ahora la han quitado, o sea desde el primer día de 9 a 2!! Imagináos qué locura, niños llorando (acaba contagiándose hasta el más tranquilito), padres nerviosos, y maestros con todos los niños colgados de brazos y piernas... No sé si es lo mejor pero visto que hay niños que lloran tanto quizá podían haber puesto la semana un poco mas liviana.


En nuestro cole me dicen que sólo si el niño llora mucho le ponen una adaptacion individual, que requiere que se pongan de acuerdo maestro, psicólogo, orientador, padres, etc.... A mí me dá la risa, mientras todos se reúnen para hablarlo y concretar la adaptación, el niño ya ha dejado de llorar!!

Personalmente creo que esta vez, y es mi segundo crío, mucho más guerrero, parece que lo estamos llevando un poco mejor que con la guarde (aquello sí que fue de aúpa). Y eso que en la guarde tenía una seño genial, y ahora en el colegio tenía mis reservas con el nuevo maestro de infantil (si es que soy del siglo XX, qué le voy a hacer).  En fin, creo que como en tantas cosas el papel de madre y de padre es definitivo. Y que si le ocultamos nuestros miedos personales le estamos ayudando a dar este paso.

Espero que todo siga bien, y que muy pronto deje de hacerme esa pregunta por las noches de: "mami ¿pero mañana hay cole?"

Escaparates de invierno